- San Petesburgo, Rusia
La denominada la Venecia del norte por sus canales y sus más de 300 puentes, guarda con mimo los exuberantes palacios heredados del Imperio de los zares. Esta antigua capital de Rusia, cuyas calles y plazas vivieron algunas de las páginas más cruentas de su historia, es un museo al aire libre que en los meses de invierno queda oculta por la nieve. Los vivos colores de sus catedrales, palacios y edificios brillan por si solos.
El museo del Ermitage guarda algunas de las mejores obras de arte del mundo, además de ofrecer al visitante la posibilidad de recorrer algunos de los salones de la dinastía Romanov. La zona más viva de la ciudad es Nevsky: el canal universal de comunicación de San Petersburgo donde se concentran sus locales más modernos.
- Praga, República Checa
Esta ciudad es una de las más bonitas de Europa, y no sólo por su arquitectura, sino por su especial sensibilidad para el arte. De ella han salido extraordinarios músicos, escritores y cineastas responsables de que hayan otorgado a la ciudad ese toque bohemio que le caracteriza. En este aspecto, ha sido comparada en numerosas ocasiones con París.
Su ambiente medieval es capaz de trasladarnos a otra época en la que entendemos por qué es nombrada como la ciudad de las cien torres. Su número incluso es mayor. Su casco antiguo, el puente de Carlos o su reloj Astronómico, son algunos de los tesoros con los que la ciudad deleita al creciente números de viajeros que la visitan cada año.
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